¿Llevar unos hábitos alimenticios sanos y realizar ejercicio puede influir en nuestro estado de ánimo? La respuesta es ¡SI!
Ver los cambios que se producen en nuestro cuerpo al llevar una vida más saludable nos hace sentir bien con nosotros mismos. Hace que nuestra autoestima aumente y con ello, nuestra motivación para seguir con ese estilo de vida. Todo esto, nos proporciona una sensación de autorrealización que hace que estemos de buen humor todo el día.
Lo mismo pasa con el ejercicio. Cuando hacemos deporte segregamos endorfinas, unas hormonas que son las causantes de la felicidad. Con lo que, al terminar de entrenar, nos sentimos más felices y contentos. Además, está comprobado que realizar ejercicio reduce los problemas de ansiedad y depresión.
Esta sensación de felicidad hace que tengamos más ganas y motivación para seguir con los buenos hábitos alimenticios y lo mejor de todo es que una vez que te inicias en un estilo de vida saludable, ves como tu vitalidad física aumenta y con ello los pensamientos positivos y tu bienestar psicológico.
Por lo tanto, una persona emocionalmente estable favorece unos hábitos saludables y se produce una retroalimentación: si haces deporte y te alimentas bien, tu estado de ánimo es positivo y un estado de ánimo positivo favorece que quieras continuar con ese estilo de vida saludable.
Visto así parece que todo es positivo, pero hay que tener en cuenta que los hábitos que realicemos tienen que ser acordes con los objetivos que nos hemos planteado y que estos tienen que ser realistas y lograrlos de forma saludable, ya que si no lo hacemos de esta manera, podemos conseguir justamente el efecto contrario: frustraciones, sentimientos negativos con la comida, poca motivación a la hora de hacer deporte e incluso poder llegar a desarrollar trastornos de alimentación.
¡Ojo con las dieta milagro!
Cuando tenemos hambre, o seguimos una dieta baja en calorías, estamos más irritables, nuestra motivación baja y se producen unos estados de ansiedad que hacen que sea más fácil caer en tentaciones que producen el llamado “efecto rebote” e incluso llegar a abandonar el estilo de vida que nos hemos propuesto seguir.
No olvidemos que comer es un placer, no tiene que convertirse en un suplicio o un esfuerzo. Por ello, es muy importante que si no sabemos cómo proceder a la hora de comer y/o entrenar, es
mejor que consultemos con un profesional que nos pueda orientar.
Así que aliméntate bien, haz deporte y ¡sé feliz!