Muchas veces, a la hora de comenzar un plan de entrenamiento y nutrición, nuestra única meta es ver reducido los números que se muestran en la báscula. Pero esta idea es algo errónea, y no debería servir como referencia.
Un verdadero plan de cara a mejorar nuestra composición corporal debe buscar otras premisas:
Perder grasa, no peso
Entreno, pero no bajo de peso
Si te guías por la báscula, es bastante probable que te suceda esto. Y es que una de las razones más claras se refiere a que si ganas masa muscular, vas a seguir pesando lo mismo que al principio. ¿Quiere decir esto que no voy a bajar de peso? No es del todo cierto, porque también se produce una disminución del porcentaje graso, y por tanto, este peso puede haber sido reemplazado por el músculo que hemos ganado.
Peso igual, pero tengo menos volumen
Sin embargo, esta circunstancia es positiva, y aquí está la clave, ya que el tejido adiposo (grasa) respecto del muscular se diferencia, hablando de medidas, en que el primero ocupa mucho más volumen. Por tanto, ¿cómo nos guiamos si no es por el peso que marque la báscula? Pues muy sencillo, utiliza como referencia tu ropa. Seguramente, rebajas alguna talla al perder grasa, aunque peses casi lo mismo. Recuerda esto, es bueno, y debería ser una línea a seguir.
La clave: mantén la masa muscular
Nuestro cometido será, por tanto, la pérdida de masa muscular durante nuestra época de definición, ya que es el tejido metabólicamente activo que mayor beneficios nos aporta con respecto a mantener nuestra mejor composición corporal e imagen que queramos lucir. Pero, ¿cómo se consigue esto? Pues a nivel general, aquí algunos importantes consejos, que, si ahora mismo no los estáis llevando a cabo, creo que deberíais cambiar de hábito.
1. Reduce las “horas de cardio”
No hace falta suprimirlo, sino más bien distribuir tanto el tipo y la duración. En este sentido, apuesta por el entrenamiento interválico de alta intensidad, lo que suele denominarse como HIIT (ritmo alto y duración corta). Con tan sólo unas 3 sesiones semanales será suficiente. El cardio estacionario, el cual es el típico y que estábamos acostumbrados (ritmo bajo y duración alta), lo podemos situar en paseos o caminatas para realizar y aprovechar cualquier momento del día, siendo muy recomendado justo al despertar y en ayunas.
2. Prioriza los ejercicios de fuerza para perder grasa
Sobre este tipo de entrenamiento se debería sustentar el ejercicio. Son los que van a causar la respuesta hormonal más potente en nuestro organismo en el sentido de estimular la regeneración de tejidos musculares (mejorar nuestra tonificación), activar el metabolismo, perder grasa, bajar el riesgo de padecer cierto tipos de enfermedades (osteoporosis…). Y por supuesto, olvidad el falso mito de poneros enormes.
3. Toma la suficiente proteína
La proteína es el macronutriente que nos aportará los aminoácidos. Es decir, los «bloques de construcción» necesarios para que nuestros tejidos se recuperen tras los entrenamientos. Asimismo, ocupan una serie de funciones fisiológicas esenciales en nuestro organismo. Debemos procurar disponer de fuentes de proteínas mediante las que obtener los aminoácidos esenciales (el grupo de aminoácidos que nuestro cuerpo no fabrica y que se encuentran en los alimentos). En este sentido, la proteína de origen animal aporta todos éstos en buenas proporciones. La proteína vegetal dispone de los aminoácidos limitantes (no aporta la suficiente cantidad de algún aminoácido esencial). No obstante, este hecho se solventa combinando diferentes fuentes durante la comidas que realizamos durante el día.
Una muy buena fuente de proteína para tomar después de entrenar es la proteína en polvo, la cual la podemos disponer de diversas fuentes: proteína de suero de leche, proteína vegetal (guisante, arroz o soja)